Carta de Amor

Amor

Hoy ha sido un día de esos que se extraña tu presencia, nada de lo habitual ha logrado dejar que mi pensamiento vuele a tu cuerpo y aterrice en la profundidad de tu alma, esa que tanto amo y cuido como el mas preciado de mis tesoros. Acá, en la lejanía que el destino y mis sueños han logrado que me separe de ti, siento hoy más que nunca el deseo te tener tu piel ardiente junto a la mía y respirar el aroma de tu pelo que tantas veces sedujo mis manos en el compulsivo acto de acariciarlo.

No ha sido la geografía de los continentes que nos separan, la culpable de mis nostalgias, ha sido la geografía de tu cuerpo, la responsable de mis insomnios, han sido la carencia de tener tus pechos en mis manos y la ausencia del olor de tu sexo la que me hunde en una soledad infinita.
Aprendí en mi destierro, que el suave aroma de tu café mañanero era el alimento perfecto para amarnos en el amanecer. Que los besos que me dabas, cada día a mi llegada, borraban el cansancio y la desidia que me acompañaban y el contacto con tus labios y su salvia, nutrían mis sentidos y recorrían cada centímetro de mi cuerpo, haciéndolo temblar de deseos.
Cuantas noches de desvelo tuve, por solo admirar tu anatomía, las perfectas curvas de tu cuerpo y mi vista perdida mas allá, del fin de tu espalda. Me conozco cada poro de tu piel y dibujo tu sonrisa, la que siempre me regalas y cambias por un beso al despertar.
Ya los amaneceres no son lo mismo si ti, bajo el frío de este clima, mi piel solo desea el abrigo de tus brazos y mi alma el cobijo de la tuya. Cada día busco afanosamente un rostro que te recuerde, pasan miles por mis ojos y sin embargo, tu faltas y si faltas tu, falta mi vida, mi ser y mis deseos. Trato de beber mis recuerdos para saciar la sed que siento de ti, pero nada me quita esta sequedad y es que sin ti, el recuerdo es árido, seco, estéril.
Me haces falta acá, o quizá sea yo quien te haga falta allá, junto a nuestros hijos, esos que juntos nos han dado la felicidad completa. No he visto nada más tierno que a nuestra pequeña entre tus brazos y al hombrecito de la casa darte un beso en tu mejilla.

Te pido tiempo, no creo que sea mucho, solo el suficiente para derrumbar todo lo que nos separa y construir todo lo que nos une.
No eres perfecta, pero amo tus imperfecciones, tus arrebatos de locura, tu dialogo en ráfaga, tu lágrima fácil, pero sobre todo ese deseo inmenso de amarme y quererme, de esperarme y apoyarme.
Me despido con todo el amor que sabes siento por ti y sabiendo que allá, en la distancia, tus ojos recorrerán este papel y buscaran el tiempo que nos separa, la distancia que nos une y el corazón que compartimos.
Siempre tuyo
Angel.